lunes, 7 de mayo de 2012


Es difícil mantener la cabeza en la sensatez en la vida cotidiana, en la rutina. Nos ametrallan a diario con malas noticias, con pequeñas y grandes injusticias, con infamias y mezquindades y lo más humano y espontáneo es la reacción visceral. Lo juicioso es respirar profundamente, abrir las manos, extender los brazos y decir: “no voy a caer en la trampa” y dar la espalda a la ira.


Cuando surgen los problemas de verdad, los que nos tocan de cerca y nos hacen sufrir,  tasamos los demás avatares en su justo valor y tras el dolor inicial, conseguimos ver el arco iris entre los nubarrones grises y pensamos: “nunca llovió que no escampara”.


Pocas cosas quedan por decir que no se hayan dicho ya pero no está nunca demás repetir las de los sabios.







1 comentario:

  1. SI (poema de R. Kipling)

    Si guardas en tu puesto, la cabeza tranquila,
    cuando todo a tu lado es cabeza perdida.
    Si tienes en ti mismo una fe que te niegan
    y no desprecias nunca, las dudas que ellos tengan.

    Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera.
    Si engañado, no engañas,
    Si no buscas más odio, que el odio que te tengan...

    Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres,
    Si al hablar no exageras lo que sabes y quieres.
    Si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo.
    Si piensas y rechazas lo que piensas en vano.

    Si tropiezas en el triunfo, si llega tu derrota,
    y a los dos impostores los tratas de igual forma.
    Si logras que se sepa la verdad que has hablado,
    a pesar del sofismo del orbe encanallado.

    Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
    aunque esta obra sea la de toda tu vida.
    Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría,
    tus ganancias de siempre, a la suerte de un día,
    y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea,
    sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.

    Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,
    aun después de su fuga, de tu cuerpo en fatiga,
    y se agarren contigo cuando no quede nada,
    porque tú lo deseas y lo quieres y mandas.

    Si hablas con el pueblo y guardas tu virtud.
    Si marchas junto a reyes con tu paso y tu luz.
    Si nadie que te hiera, llegue a hacerte la herida,
    Si todos te reclaman y ninguno te precisa.

    Si llenas un minuto envidiable y cierto,
    de sesenta segundos que te lleven al cielo....
    Todo lo de esta tierra, será de tu dominio,
    y mucho más aún,
    serás hombre, hijo mío.

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